En el mundo de los Dark-Hunters, hay un código de honor que incluso los chicos malos de la inmortalidad deben seguir: No dañes a un humano. No bebas sangre. Nunca te enamores.
Pero de vez en cuando, un Dark-Hunter se pregunta a sí mismo por ese Código. Eso es lo que yo solía hacer. ¿Quién soy? Soy la furia a la que te enfrentarás. Nada me puede tocar. Nada me puede convencer. Soy implacable e insensible.
O así pensaba hasta que me encontré una Dark-Hunter hembra que se conocía con el nombre de Danger, no sólo es su nombre, es cómo vive su vida. No confía en mí en absoluto. ¿Y quién podría culparla? Sólo sabe que estoy aquí para ser juez, jurado, y, más probablemente, ejecutor de sus amigos. Pero es mi llave para salvar a algunos de ellos. Sin ella, todos morirán.
Dangereuse St. Richard es una mortífera distracción. Algo acerca de ella vuelve a despertar a un corazón que pensé que llevaba mucho tiempo muerto. Pero en una carrera contra el mal, la única esperanza que tiene el género humano es que cumpla con mi deber. ¿Y cómo puedo hacer mi trabajo si eso significa tener que sacrificar a la única mujer que alguna vez he amado?
— ALEXION —