Verónica es una joven que tiene los mismos sueños y deseos que cualquier persona de su edad. Es guapa, cuenta con un buen trabajo y no le faltan pretendientes. Su vida transcurre sin mayores sobresaltos, sin grandes alegrías ni grandes tristezas. Pero Verónica no es feliz. Por eso, la mañana del 11 de noviembre de 1997, Verónica decide morir. Sueños y fantasías. Deseo y muerte. locura y pasión. Verónica, en su camino hacia la muerte, descubre que cada segundo de la existencia es una opción que tomamos entre la alternativa de seguir adelante o de abandonar.
Verónica experimenta placeres nuevos y halla un nuevo sentido a la vida, un sentido que le había permanecido oculto hasta ahora, cuando ya es demasiado tarde para echarse atrás.